¿Somos lo que comemos? Es una pregunta interesante ya que todo lo que nos rodea es un reflejo de nosotros mismos y sin lugar a dudas nuestros alimentos también nos representan. ¿Influye mucho nuestro estado de ánimo y que etapa estemos viviendo en nuestra vida para la elección de nuestros alimentos? La respuesta a esta pregunta en un alto porcentaje es SI.
Hay mucha relación entre nuestra manera de alimentarnos y la manera en que actuamos, es como cuando elegimos el tipo de combustible para nuestros vehículos y sus diversos aceites y lubricantes, depende de estos el buen funcionamiento del vehículo, pues el cuerpo humano es igual. Si elegimos alimentos que nos beneficien y nos nutran nuestro cuerpo nos responderá adecuadamente pero si por el contrario el tipo de alimentos que ingerimos no nos están beneficiando, nuestro cuerpo tiende a enfermar y nuestro estado de ánimo y carácter se ven afectados. En ocasiones tenemos plena consciencia de que tipo de alimentos ya no nos están beneficiando y sin embargo continuamos consumiéndolos y es en esos momentos en los cuales tenemos que detenernos a meditar ¿Qué experiencia de la vida estamos atravesando o que creencias negativas se están manifestando?
A manera de ejemplificar un caso muy común podríamos decir que existen personas que en la mayoría del tiempo manifestaban molestias estomacales, dolores de cabeza, gastritis y se mantenían muy enojadas. Analizando cada síntoma por separado podríamos mencionar:
- Las molestias estomacales son consecuencia de una mala asimilación de una experiencia o miedo.
- Los dolores de cabeza representan confusión con las ideas.
- La gastritis es fuego por dentro y bien puede ser ocasionada por nervios o enojos no controlados.
Se pudo observar que en la mayoría de los casos los pacientes consumían alimentos muy pesados para ellos en esta etapa de su vida, entre los alimentos pesados estaban las carnes rojas, los condimentos, la leche, no consumía fibra y no tomaban suficiente agua pura. Si nos ponemos a analizar estos alimentos primeramente vemos que en la carne muchas veces queda impregnado el miedo de los animales que son sacrificados en condiciones duras y creamoslo o no ese miedo nos lo estamos comiendo, los condimentos vendrían a ser como los activadores del fuego o la pólvora y no había agua y fibra para apagar ese fuego interno. Las personas estaban manifestando sentimientos de frustación, enojo, decepción, estrés y los alimentos ingeridos contribuían aún más a que estos síntomas empeoraran. También muchos estaban atravesando momentos difíciles como divorcios, cambio de trabajo, decepciones, duelos.
Para estos casos lo que se recomiendo al paciente es un cambio en su alimentación, practicar las afirmaciones positivas y una terapia psicologica o meditaciones. Si solamente se trabaja en una de estas tres áreas los síntomas podrían disminuir pero al poco tiempo estos podrían volver a surgir, por ello es necesario hacer un trabajo integral.
Lo que se recomiendo es una limpieza del aparato digestivo eliminando de la dieta alimentos como condimentos, carne y leche, consumo de agua con gotas de limón, consumo de fibra, esto aproximadamente por tres a seis meses para acostumbrar a nuestro cuerpo a la nueva forma de alimentación. Hay momentos difíciles para acostumbrarse a no alimentarse como se venia haciendo por la costumbre de años y años, pero en estos momentos no hay que decaer y se debe ser fuerte para continuar, es por ello que una buena terapia es importante, pensamientos positivos, hablar mucho con alguien de confianza sobre cualquier problema que se tenga personalmente a manera de ir liberando del cuerpo esos sentimientos que antes literalmente eran tragados.
Es de mencionar que se observo una mejoría notable en los pacientes pues muchos adoptaron de por vida la nueva forma de alimentarse sanamente y lograron liberarse de sentimientos de rencor y se sentían mas ligeros, se les recomendó la siguiente afirmación durante el proceso "Me nutro de alimento espiritual, me siento satisfecho y seguro"
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