- Maestro, ¿qué debo hacer para no irritarme? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes, otros indiferentes. Siento odio por aquéllas que son mentirosas y sufro con aquéllas que calumnian.
- ¡Pues, vive como las flores! Dijo el maestro.
- ¿Qué es eso de vivir como las flores? - preguntó el discípulo
- Pon atención a esas flores, continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los problemas de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse.
Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera.
Esto, es vivir como las flores termino diciendo el Maestro.
Reflexión: Cuantas veces permitimos que factores externos a nosotros condicionen nuestra vida y nos rendimos ante estos buscando y esperando siempre el momento perfecto, las personas perfectas, el empleo perfecto, la vida perfecta y no nos damos cuenta que el momento perfecto de nuestra vida es el presente. Si hay algo que no nos agrada de nuestra actual vida tenemos todo el poder para cambiarlo. Podemos aprovechar todas las experiencias que la vida nos pone en nuestro camino y podemos sacar lo mejor de estas experiencias para mejorar como seres humanos. Hay una frase muy buena que dice "Ningún marinero se ha vuelto experto en aguas tranquilas"
Afirmemos "Me amo y me acepto tal como soy y siempre estoy en el lugar y momento perfecto de mi vida"
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